martes, 28 de junio de 2011

Dime tú que callas

Alborada no me ilumines,
mantenme en la opacidad,
más allá de la celosía del sueño,
dime morador de la duda,
mil y un rumor acaecidos,
por escépticos de la pasión,
dime tú que callas,
dime que la poesía a muerto,
y la hipocresía venció al amor.
Dime que si los poetas locos,
internados no compartieran su don.
No existiría belleza,
al no describirse el amor.
Dime que estoy cuerdo,
que la angustia se cobija en mi voz,
y tan solo veo a ciegas,
donde antes se escuchaba mi voz.

Extracto de La dualidad del ángel

Por un puñado de versos

Con la vista fija en la duda
y el rumbo perdido en el paso,
conduzco mi semblante inconsolable,
hacia la encrucijada del fracaso.
Ojos que asienten sin ver,
mirada que delata su sed
encendida nostalgia des halagüeña
rescatando quizás la niñez.
Desavenencia de instituirse como poeta
sin querer de nadie aprender,
obtuve el discernimiento,
tras a Pedro Botero, el alma vender.
Si algún día caminas,
con el rumbo perdido en el paso,
en la encrucijada del fracaso,
quizás te encuentres con él.
Y por un puñado de versos,
puedas tu alma vender.

Extracto de La dualidad del ángel

En un campo santo no

Frio y rígido cuerpo,
mortaja del último viaje,
estreno zapatos nuevos,
con un elegante traje.
Pasto de gusanos,
a dos metros bajo el suelo,
arropado por malvas,
y losas de serpentina.
Incluso en la muerte,
me aguarda la soledad,
camino a ninguna parte,
en el camposanto de algún lugar.
No me déis esa muerte,
sembrad mis cenizas,
al borde de un litoral. 23
Bajo un almendro de cuajada blancura,
donde el mar pueda escuchar,
mi voz será la del viento,
en las tardes de tempestad
Dejad que la ausencia,
me venga a acompañar
en sus raíces germinará mi estrella,
acompañándote en mi descansar.

Extracto de La dualidad del ángel

viernes, 24 de junio de 2011

Pelusas en el bolsillo

Tu nombre escrito con lágrimas,
en el polvo de un joyero.
Dientes amarillos.
Un ascua en el olvido.
Cicatrices en el alma,
custodiando mi cama.
Y un dios de madera,
enalteciendo la bandera roja,
de la hoz y el martillo.

Extracto del susurro de las musas

Cuando te escucho

Escucho el agua seca del cauce cósmico,
entre una nube volátil
de alquitrán en la mirada,
te presentas como uno,
de pocos que suele leer,
mientras las farolas se eclipsan,
en cuerpos desnudos sobre los tejados,
comer de la manzana,
que sangra tu presencia,
un pez nada entre las ascuas de la chimenea,
y todo suena tan incongruente.

Extracto del susurro de las musas

jueves, 23 de junio de 2011

Mi pluma

Mi pluma llora versos abatidos,
llora porque no existes,
llora porque te has ido.
Mi pluma protesta en libertad,
protesta desde el sentimiento vivo,
protesta escapando de lo insulso.
Mi pluma tiene alas,
y delirios de utopía,
mi pluma pertenece a la mano,
deslizándose en fragosa escritura.
Mi pluma suspira de noche,
llorando remansada poesía,
mi pluma de día protesta,
protesta por estar recogida.
Mi pluma suspira de noche,
a la luz de una vela encendida,
mi pluma suspira tu nombre,
por no sentirse querida.

Extracto de El susurro de las musas

A la memoria del Che

En la Sierra maestra suenan las baladas
a los aguerridos guerrilleros del Che,
que con el ideal de una Cuba libre,
se comprometieron, con rectitud, a Fidel.
Doctor con corazón de poeta,
que luchaste con las armas
y las palabras le fuiste fiel,
contra el teniente Sánchez Mosquera,
qué en aquella desequilibrada guerra,
tu peor adversario fue.
Te costaba emprender el paso,
suponiéndote impedimento,
subir las abruptas colinas,
entre jadeos y toses ahogadas,
dependiste de tus escasas medicinas.
Un error cometiste en Bolivia,
que te haría perder la vida
aceptaste la muerte valeroso,
con la conciencia tranquila.
Se recuerdan tus días de gloria,
y tu nombre ya corean en la Habana,
tu uniforme verde oliva y tu voz enérgica y clara,
describen tu persona, como tu mítica boina calada.

Extracto de la soledad del narciso

miércoles, 22 de junio de 2011

Afán de superación

Si aceptamos la derrota,
antes de que nazca el entusiasmo,
estaremos destinados al fracaso.
La autocrítica no hace inútil el esfuerzo,
como la perseverancia,
es premiada con la superación.
siendo una tarea difícil de emprender,
visto el condicionante entorno,
cuando no se cree en lo que se hace,
y en lo que se siente no se pone pasión.

Extracto de La soledad del narciso

Asturcón

Potrillo de negras crines,
que ofreciendo briosas cabriolas galopas,
e inmediato al pilón descansas y abrevas,
a la sombra del verde pomar.
Con el tiempo te tornas blanco,
de pureza sin igual, de origen Celta es tu casta,
montura de los guerreros de la antigüedad,
hoy pocas caballadas subsisten,
de esta estirpe singular.
En los verdes prados de Asturias,
se les puede contemplar,
pastando tranquilos en el valle,
o galopando a orillas del mar.
Extracto de La soledad del narciso

viernes, 17 de junio de 2011

Que le regalaría a tu soledad

A tu soledad le concedería
la honestidad de un abrazo afectuoso,
reconfortándola con próspera amistad,
en la natural afección de un cariño silencioso.

A tu soledad,
le entregaría la compañía de este verso,
a la sombra del viejo hayedo,
en los aledaños del Paular.

Entre los alegres juegos de tus nietos,
a los cuales estás esperando achuchar,
a la hora de la siesta,
que es cuan contigo están.

Que le regalaría a tu soledad,
el cariño de tu hijo,
que tan orgulloso de su madre está.

“Caminante sí hay camino”

“Caminante sí hay camino”,
si te propones avanzar,
entre senderos de esperanza,
reivindicando la libertad.

Lograrás alcanzar tus metas,
si honestamente actúas,
reclamando tu lugar.

Prosiguiendo tus pasos,
otros te sabrán reemplazar.
deteniéndose a contemplar tus logros,
siendo la enseñanza del camino,
manifestación de la realidad de la vida,
a este lado del más allá.

Donde los sueños ilusionan al caminante,
que echando la vista atrás,
le recuerdan con esperanza,
por qué comenzó a caminar.

“Caminante sí hay camino”,
y senderos de libertad,
solo has de seguir tus sueños,
sin miedo a poder fracasar.

martes, 7 de junio de 2011

El tiempo de los artistas

Me he despertado entre fríos sudores,
y no he encontrado a nadie a mi lado,
los artistas vivimos de las ambiciones del futuro,
y los nostálgicos recuerdos del pasado.
Pero tememos al desdichado presente.
ya que el infortunio del hoy,
es la ilusión por el mañana,
siendo el melancólico ayer
de un poeta entusiasmado.
Pero temo hoy a una muerte repentina,
sin tener a nadie conmigo,
por tanto, el tiempo cicatrizará las heridas de hoy,
y el amor las dolencias
de lo anteriormente acaecido.
Pero los sucesos del ahora son imprevisibles.
Por lo tanto los artistas no vivimos el presente.
Ya que inmortalizados,
quisiéramos eternamente vivir,
muriendo sin sufrimiento
y acompañados de nuestra gente.
Habrá quién pensará que éste,
sea el testamento de alguien,
a quien persigue la muerte,
pues yo sin dudarlo sé que lo soy,
y dejo mí mensaje a su suerte.

Extracto de La soledad del narciso

Si te preguntas quien soy…

Soy quien ama en secreto,
pues no se atreve a desvelar la verdad.
Soy quien experimenta su eterna libertad a tu lado.
Soy quien percibe los versos más sublimes, reflejados en tus ojos.
Soy el susurro alentador
que despierta tus sentidos.
Soy la tinta de la pluma
que te describe cuando tú duermes.
Pregúntate quien soy,
ya que siempre permaneceré en tu cercanía.
Pues soy,
quien no concibe la existencia sin estar a tu lado.
Extracto de La soledad del narciso

domingo, 5 de junio de 2011

Soldado republicano

Por ti desempolvaría hoy las botas,
que tantas trochas anduvieron,
bajo el fuego de la metralla,
protegiendo los desnudos pies,
de la inclemente dureza del suelo.
De la tierra vive el hombre,
labrador y arquitecto,
de las manos sangran las llagas,
en sangre roja del campesino hambriento.
Por ti cruzaría sin miedo los campos,
entre miles de minas sembradas.
No me detendrían bombas,
trincheras ni barricadas.
Las vidas de quienes perecen,
siempre serán recordadas,
hoy solo recuerdo una causa,
en la orilla del Ebro librada.
Manteniendo en alto el puño,
y cerrando con rabia la mano,
escribió con su sangre estos versos,
un poeta republicano.
Dicen que escucho sus apellidos en la noche,
cuando las balas al fin callaron
descubriendo que aquella voz
sería la de su hermano.

Extracto de Cuando la mente susurra al corazón la mano sostiene la pluma

Olvidados pueblos

Ya no hay vida en los pueblos,
solo quedan ancianos en la aldea,
no corretean los chiquillos,
ni hay profesores en la vieja escuela,
No corre el agua por sus acequias,
los arroyos del pueblo se han secado,
no abrevan en los pilones los caballos,
ni trashuma por los caminos el ganado.
Qué solo se queda el pueblo,
que sola se queda la Hera,
ya nadie cultiva los campos,
ya nadie trabaja la tierra.

Extracto de la soledad del narciso

viernes, 3 de junio de 2011

Anarquía

Hoy dictamina una ley,
que no podemos fumar en los bares,
se nos destierra a las calles,
repudiados como animales.

Ya no podemos
beber ni fumar en los parques,
pero nos facilitan fumar en las aceras,
pues este en señal de protesta,
ocupará y se manifestará
tomando la plaza y la carretera.

Plantando mí basta ya
y dirigiéndome a quien ataña,
lucharán por la libertad de ayer,
luchando hoy por la libertad de mañana.

Que siendo parado y discapacitado,
no espero a que alguien lo arregle,
mientras yo me quedo en la cama.

Pues le digo a quien hace ley,
que prohíba el trabajo,
el esfuerzo físico,
el fútbol y los toros.

Y nos den más cultura, arte y oficio,
que somos el mañana
y sin nosotros no habrá beneficio.

Que derroquen al bipartidismo político,
que endurezcan las penas,
y todos los que infrinjan la ley
cumplan integras sus condenas.

Que prohíban las religiones,
pero que no nos prohíban fumar
y dejen al fumador en paz,
y no nos toquen más los cojones.

jueves, 2 de junio de 2011

Porqué me apodan El alemán

Todo sucedió una placida mañana de Agosto, en la provincia de Alicante. Más concretamente en la playa de San Juan, en una urbanización llamada Las Lanzas.
Tranquilamente pudo ser una semana antes de la celebración de mi cuarto cumple años, quien sabe hará tanto de aquello.
Apunto estaría de cumplir cuatro años, todo parecía tan sumamente grande a mis ojos.
Me fascinaba probarme los zapatos de mi padre,
me escurría dentro de aquellos enormes zapatos soñando con hacerme pronto mayor.
-¡Mayor! sonaba bien esa palabra, ser mayor significaba no aguantar las decisiones de los demás adultos, siempre pendientes de aquel traviesillo que era dulce e inocente en sus pensamientos,
aunque rebelde y odioso a la hora de querer ser el centro de todas las atenciones.
Y por ese hecho de querer ser atendido como un niño mayor de cuatro años, todo un campeón.
Yo era muy dado a caminar y corretear detrás de todo, no sabía muy bien hacia a donde ni por qué pero siempre caminaba muy erguido y sonriente como diciendo para mis adentros.
-¡Prepárate humanidad que allá voy!
-Sería ya la una y media del mediodía.
¿Donde están los mayores? pregunté yo.
Pero nadie me respondía,
-¡Abu!...
Así salía de mis labios el diminutivo de abuela, con mi lengua entre cortada,
aunque luego engañaba porque hablar sabía, pero claro nadie me preguntaba.
Abu, donde están los hombres,
-¡pero ella no lo sabía!
-¡no sé, pregúntale a mamá!
Ni corto ni perezoso en busca de mi madre salía.

-¡Pero ella limpiaba, limpiaba!
Limpia los azulejos, barre, prepara las camas.
-¿Mamá donde están los hombres?
Ella no me miraba,
Mientras, limpiaba y limpiaba.

-¿Dónde estarán los hombres?
Mi mente se preguntaba,

-¡corrí hacia la tía!
que en la cocina estaba,
entre pucheros y platos, ella sí me miraba.
-¡Tía, tía! ¿Dónde están papa y los hombres?

Seguramente en el Bar estén.
Aunque no sé si estarán de buena gana
Jugando su partida con más hombres,

-¡Gracias por ser tan sincera!
Y cocinera tan buena.
Pensé, mientras la besaba.

Y de la calle abrí raudo la puerta,
esperando que no me pillaran.
Sí papa está con los hombres,
en el Bar jugando a las cartas,

Si yo también siendo hombre,
-¿porqué? entre mujeres estaba.

La curiosidad venció al miedo,
miedo que me regañaran,
pero yo también era hombre,
y la desconocida calle,
sólo miedo a los niños les daba.
Ya en la escalera de la portería,
a atrás eché la mirada, creyendo escuchar a mi tía.
-¡Aguarda me dije! no nos han delatado.
Las mujeres con las mujeres y ¡los hombres!...
Dónde se encontraba el Bar lo desconocía,
pero eso a mí, sin cuidado me traía.
Tenía ya cuatro años y de la calle ya estaba a un paso,
me escabullí entre dos señores muy despistados que de la calle entraron ablando.
Serio como si fuese algo normal mi escapada, corrí
hacia unos coches donde me escabullí agazapado.
Como yo, acurrucado detrás de un coche, a un amigo me encontré, era gato pero entre nosotros y la
urbanización se hallaba el enigma de una paralela misión.
Yo encontrar a los hombres y él a alguien que le diese amor, le sujete entre mis brazos y sin rumbo camine, como en el aire buscando algo, plazas y calles anduve, portales y bares visite pero sin rastro de los hombres ni de mi padre encontré.
Amigo gato saltó a esconderse, cuando un perro se acercó, el perro era grande pero más grande era yo. Tenía cuatro años pues era un tiarrón, algo bajito, pero de gran corazón.
Gato, presa del miedo, entre la gente escapó yo le seguí deprisa pero en la carrera el ganó.
Perdido, sin rastro de los mayores, sin gato
pues solo me encontraba yo, en el paseo marítimo a mi espalda me pareció escuchar una voz, era una pareja de ancianos que estaban en un banco sentados al Sol
-¿Dónde vas tú tan pequeño y tan solo?
-¡por estos mundos de Dios!
-yo no me siento tan solo y además ya soy mayor.
-¿Dónde vas hijo cuenta? ¡Que quiero saberlo yo!
-¡Adiós!
Voy al mar a la piscina grande a bañarme y tomar el sol.
-¡aguarda! ¿De dónde eres? pequeño chico mayor.
¡Mi nombre es José de apellido Auñón! he nacido muy lejos, pues alemán soy yo.
Rubio, ojos azules, pecas.
-¡Te describe bien tu parecido! pero hablas español.
-¡Soy hijo, de madre alemana y padre español!
Pero llegó por detrás mi abuela y la mentira se descubrió.
¡Ah, ahí, ahí!
-¡señora no pegue usted al chiquillo!
-Matarlo debiera pues de la casa se escapó.
-¡Yo buscaba a los hombres!
-Calla sin discusión, tu madre un manojo de nervios,
y tu padre que se yo.
-Bomberos, los guarda costas, tu tía también busco,
preguntándonos estábamos todos, si quizás el niño se ahogó.
-Tranquila señora el niño está bien y nada malo
le sucedió.
con la duda reflejada en la cara el anciano preguntó.
-¿pero lo que no entiendo?
¡Es que siendo alemanes!
Hablen tan bien el español…