Potrillo de negras crines,
que ofreciendo briosas cabriolas galopas,
e inmediato al pilón descansas y abrevas,
a la sombra del verde pomar.
Con el tiempo te tornas blanco,
de pureza sin igual, de origen Celta es tu casta,
montura de los guerreros de la antigüedad,
hoy pocas caballadas subsisten,
de esta estirpe singular.
En los verdes prados de Asturias,
se les puede contemplar,
pastando tranquilos en el valle,
o galopando a orillas del mar.
Extracto de La soledad del narciso