En la Sierra maestra suenan las baladas
a los aguerridos guerrilleros del Che,
que con el ideal de una Cuba libre,
se comprometieron, con rectitud, a Fidel.
Doctor con corazón de poeta,
que luchaste con las armas
y las palabras le fuiste fiel,
contra el teniente Sánchez Mosquera,
qué en aquella desequilibrada guerra,
tu peor adversario fue.
Te costaba emprender el paso,
suponiéndote impedimento,
subir las abruptas colinas,
entre jadeos y toses ahogadas,
dependiste de tus escasas medicinas.
Un error cometiste en Bolivia,
que te haría perder la vida
aceptaste la muerte valeroso,
con la conciencia tranquila.
Se recuerdan tus días de gloria,
y tu nombre ya corean en la Habana,
tu uniforme verde oliva y tu voz enérgica y clara,
describen tu persona, como tu mítica boina calada.
Extracto de la soledad del narciso