Por ti desempolvaría hoy las botas,
que tantas trochas anduvieron,
bajo el fuego de la metralla,
protegiendo los desnudos pies,
de la inclemente dureza del suelo.
De la tierra vive el hombre,
labrador y arquitecto,
de las manos sangran las llagas,
en sangre roja del campesino hambriento.
Por ti cruzaría sin miedo los campos,
entre miles de minas sembradas.
No me detendrían bombas,
trincheras ni barricadas.
Las vidas de quienes perecen,
siempre serán recordadas,
hoy solo recuerdo una causa,
en la orilla del Ebro librada.
Manteniendo en alto el puño,
y cerrando con rabia la mano,
escribió con su sangre estos versos,
un poeta republicano.
Dicen que escucho sus apellidos en la noche,
cuando las balas al fin callaron
descubriendo que aquella voz
sería la de su hermano.