Cuando Caín mato a Abel,
no fue por la primogenitura,
si no por una mujer.
Un ángel de turgentes senos,
y pequeños pezones de melaza
que hacían las delicias de Abel.
Caín poseído por los celos,
la sangre se le volvió hiel,
y con una quijada de equino,
segó la vida de Abel.
Esta es la historia de Caín,
y que la iglesia quiso ocultar,
pues ejemplo del mal eran
uno por su pecaminosa lascivia
el otro por estar enamorado de Abel.
Extracto del libro La dualidad del ángel